El instinto,
el deseo
me traiciona…
me arrastra hasta este lugar.
Hasta este huequito
A donde mi recóndito cuerpo
y alma
transmigraron
en espíritu de palabra.
Palabras reencarnadas
en manos.
Manos que han acariciado
libros infinitos,
que han escrito versos
en el centro venidero
de la sima de Raquel.
Palabras reencarnadas
en una extraña amelocotonada lengua
que se tradujo en amor
y versó…
sobre…
dentro mi ser.
Raquel