Para servirte de colchón agujerado
o como burra del gine
en tus varoniles necesidades.
Y en mis hembriles necesidades:
las que vienen del corazón
y la puta duda,
me callas la puta boca
con un No de lo cojones.
Me harto
me deprimo,
pero no desfallezco.
Sigo el juego de necedades
el juego de la culpable
y se acumula:
el odio de mis penas,
el odio de mis lágrimas,
el odio de mi lengua,
el odio de mis piernas.
Y que vengan las críticas
que canto para ser libre
estimado interlocutor telefónico
y escribo para no suicidarme
estimado lector cibernético...